En las Artes Marciales Chinas Tradicionales se refleja la estructura de una Familia.

El Maestro, como el padre de una familia, debe ser respetado siempre, sea joven o viejo, conserve sus habilidades o aunque la edad las haya disminuido. El buen alumno se regirá por el afecto y no por la conveniencia, devolviendo con creces a su maestro en la vejez, todo lo que éste le ha dado en sus años de plenitud.

Los alumnos más antiguos merecen respeto, sean más habilidosos, o no. Tal como en una casa, el hermano mayor será siempre el mayor. Aquel que está en nuestra casa desde épocas más lejanas, es parte de su historia, es como un ladrillo de la pared, un elemento indivisible y formativo de la Escuela.

La cooperación entre los hermanos marciales es un deber. Respetar a los hermanos mayores es tan importante como compartir la responsabilidad de capacitar, contener y cuidar de los hermanos menores.

El ambiente deportivo y competitivo es reemplazado así por un ambiente cálido, de amistad, fraternidad y afectos, mucho más formativo y positivo para ayudar a quienes necesitan contención.

Este tipo de Escuela predispone al alumno a encarar una relación verdadera y duradera, ya que puede durar toda la vida, como durarán también los enormes beneficios de la práctica sostenida y constante.


Lectura adicional: http://www.centrosanti.com.ar/articulos/ver/shifu-y-su-significado